No tiene un repertorio fijo, le canta a la vida, a los enamorados, a los desamores, a los chicos, a los pájaros.
Es un viejo hippie en el nuevo siglo, su único trabajo es lo que crea, su paga lo que la gente le brinda, fue chico en los ‘70s, pero ahí capturo la esencia de su vida, es un bohemio en todas las letras, nunca estuvo atado a nada, tuvo muchas relaciones, pero nunca nada fijo, descubrió y conoció lo que quiso, tanto mujeres como drogas, supo detenerse a tiempo con ambas, también tuvo algunos excesos, pero los años le ayudaron a controlarlos.
Lo que si conservo fue su larga barba, a veces la recorto, también se la quito, pero era como su sello personal, una vez viajo al exterior, se fue a dedo a Brasil, no comparte la idea de lo material, lo que posee es lo que tiene, su vida, su cuerpo, su ropa y su guitarra, una vieja criolla que acrecienta el desgaste de rasgar con sus uñas la madera.
Pero es feliz, nunca tuvo delirios de grandeza, si tenia la vivía y sino, hacia lo imposible hasta desangrar sus dedos de tanto tocar por conseguir un mango.
Su arte fue único, no le gustaba copiar, aunque a veces, un viejo blues surcaba por su mente y algunos acordes incluya en sus notas, se puede decir que es feliz con lo que hace, quizás muchos de nosotros no hubiéramos elegido esa clase de vida.
No conoce lo que es un reloj, sabe del paso del tiempo por las marcas que él deja en su rostro, podría decirse que es un luchador de sus ideas, podría decirse que es un loco en esta sociedad de consumo, podrían decirse infinidad de cosas, pero no le interesa lo que la gente opine, es un artesano de la música, un tipo que solo vive de lo que hace, de lo que eligió, de lo que canta, de lo que sufre, de la vida…
José Luis Schenone
No hay comentarios:
Publicar un comentario