en las fiestas del barrio se adornaba con guirnaldas y mucho color
vivimos en una calle muy difícil de pronunciar para nosotros, Llull
fueron 7 años de vivir ahí, en ella una tupida arboleda
A metros una rambla solamente para personas,
árboles por doquier, negocios, muchos
la esquina del Tío Che, donde tomábamos los batidos de frutilla
la tertulia, esas tardes de verano con sus infaltables, chipirones, aceitunas, claritas, etc.
Recasens donde las provoletas con cebollas crocantes, nos hacían
vivir unos viernes especiales, obvio el espumante siempre nos acompañaba,
hacia un extremo de la rambla una gran avenida
en el otro, el mediterráneo
Ese mar azul, de aguas cálidas y poco oleaje
con arenas suaves y una gran delicia,
las mujeres haciendo topless
queeeeeeee interesante
Una vez estando tomando sol junto a mi esposa
escucho un hola, era la vecina del piso de arriba
venia con su bolsa de haber comprado el pan y su colorido vestido
puso sobre la arena su toalla, se saco el vestido y ¡¡¡solo tenia una tanga!!!
Al irnos de la playa mi mujer le pidió a la vecina, me devolviese mis ojos
estaban situados en un lugar de su cuerpo, las domingas
topless esa palabra que había oído mucho y vivido casi nada
ya saben había de todas las formas, tamaños y bueeee
A 7 cuadras estaba nuestra cita casi diaria, en verano nos esperaba
la playa Marbella, con su rambla y sus negocitos de venta de frutos de mar
el equipo siempre estaba preparado, la sombrilla, esterillas, el mate y toallas
varias veces hemos corrido a la sombrilla por alguna Tramontana inesperada
Todos estos toques tenia Poblenou, la cual encontraba muy parecida a Barracas
pero sin mar, un barrio que seguía siendo barrio pese a la urbanización
había sido el polo fabril de Barcelona, pero ahora en ruinas
si te habremos caminado, vivido, disfrutado, convivido, enamorado…
José Luis Schenone
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